miércoles, 3 de junio de 2015

Darío Ortiz "Al agua"


El reconocido pintor colombiano, del 4 de diciembre de 2013  al 30 de enero de 2014 en la Galería LGM Arte Internacional en Bogotá,  exhibirá su primera exposición individual en acuarela, la cual recoge algunas de sus más recientes composiciones en ésta técnica, basadas en el estudio del ser humano, su principal foco de interés dentro del arte.
Además, en el marco  de la exposición el día 4 de diciembre de 2013 el maestro Ortíz hará el lanzamiento oficial del libro “Darío Ortiz Acuarelas”, una recopilación de trabajos que plasman su visión personal de esas “aguas coloreadas”.



Bogotá D.C., diciembre de 2013. El maestro Darío Ortiz de 45 años, 26 de ellos dedicado al arte, muestra una nueva faceta como artista contemporáneo, aunque destaca que la acuarela siempre ha sido un permanente acompañante en el trasegar de su carrera porque: “Su inmediatez, su versatilidad, su permanente frescura, la facilidad para llevarla a todas partes la han hecho imprescindible en mi obra”. Motivado por la difusión de sus acuarelas entre las redes sociales, por haber sido escogido durande varios años como jurado del importante International Watercolor Society Contest, invitado a diferentes festivales y haber sido incluido en varias publicaciones antológicas sobre el arte de la acuarela en la actualidad, recopiló así una selección de sus más importantes acuarelas y las plasmó en una exposición y un libro que recoge cerca de 90 composiciones que muestran en gran medida su interés por ésta técnica, en la que el ser humano es el elemento principal y el eje temático de la muestra.
Entre el 4 de diciembre de 2013 y el 30 de enero de 2014 en la Galería LGM Arte Internacional en Bogotá, el maestro Ortiz exhibirá su primera exposición de acuarelas y lanzará el libro “Darío Ortiz Acuarelas”, el cual reúne en 96 páginas sus mejores composiciones en esta técnica, dedicado al maestro argentino de la acuarela, Guillermo Roux, su amigo personal y uno de los mejores, sino el mejor, acuarelista latinoamericano.
“La base de la acuarela, puede ser una de las técnicas más antiguas usadas por el hombre. Sin embargo a mediados del siglo XIX se convierte en una de las herramientas favoritas de la modernidad cuando llegó la fiebre de salir a paisajear, cuando pintar un paisaje era sinónimo de moderno”, comentó el maestro Ortiz.



Qué busca con las acuarelas?
Darío Ortiz: “me interesa la capacidad de expresión que encuentro con ésta técnica que me permite dar otras miradas a los lenguajes de la pintura figurativa, porque simplemente me encanta la pintura con todas sus connotaciones. No concibo viaje sin llevarme unos papeles y alguna caja de acuarelas; las primeras impresiones de un paisaje o una nueva ciudad quedan esbozadas en mi libreta de apuntes, como un ejercicio de la memoria, al igual que muchas de mis inquietudes sobre las culturas antiguas cuando recorro los sitios arqueológicos o los museos. Y en el estudio es la fuente de color más rápida cuando se trata de pensar una obra y de jugar libremente con los tonos y las gamas.
Percibimos que ama la acuarela desde hace tiempo, porqué luego de 26 años de carrera se decide a lanzar un libro y presenta una exposición?
Darío Ortiz: Uno no trabaja ni expone habitualmente una técnica sino unas inquietudes intelectuales que terminan convertidas en obras. En este caso pasa algo distinto y es que hice una revisión hacia atrás de mi trabajo teniendo como eje dicha técnica que al parecer de acuerdo a los parámetros internacionales la hago de manera particular. En varias exposiciones había mostrado acuarelas como parte importante de la exhibición y he sido jurado en diferentes certámenes del género  pero no por ello me considero un acuarelista con toda la pesada carga que significa serlo, ni pertenezco a ninguna asociación que me diga cómo debo trabajar, simplemente busco mi propia expresión y  creo en la versatilidad del medio acuoso para plasmar mis ideas logrando una acuarela muy personal.
He realizado muchos estudios y bocetos con la acuarela sin aparentes pretensiones mayores pero al cabo del tiempo terminaron convirtiéndose en un cuerpo de obra propio e independiente.
Tiene alguna regla en el manejo de la técnica de la acuarela?
Darío Ortiz: asumo la acuarela sin ataduras teóricas, me tiene sin cuidado la pureza de la técnica en recetas de oscuros y claros reservados o inclusive en la misma transparencia aunque sus particulares propiedades marquen tanto la pauta de su uso. No me afana que se me seque el papel o su mito de que no se puede corregir.
No me preocupa comenzar una obra en acuarela y terminarla con gouache o pastel, algo impensable entre los puristas. Realizo por igual acuarelas de detalles preciosistas en pequeños formatos con pinceles finos o figuras apenas esbozadas con trazos grandes e imprecisos como parte misma de la libertad creativa.



Denos una breve reseña sobre lo que los espectadores apreciarán en su obra como acuarelista?
Darío Ortiz: mi interés permanente por la figura humana en toda su dimensión sicológica, moral y física, ha hecho que la mayoría de las acuarelas que he realizado estén centradas en ese tema al punto que muchas de ellas sean simplemente rostros o estudios de la variable forma humana, algunos de los cuales serían improbables fuera de éste medio por la pesadez de otras técnicas, por la cercanía con la idea original o el tiempo que tengo frente al modelo y su gesto fugaz.
En el libro “Darío Ortiz Acuarelas”, cual ha sido su visión?
Darío Ortiz: organizar un pequeño libro con una selección de las acuarelas que he pintado en diferentes épocas, incluir algunas fotos de mis agendas de viaje, así como publicar obras trabajadas de manera opaca que los acuarelistas ingleses llaman bodycolor o inclusive mezcladas con gouache; no es un manifiesto, ni una toma de posición frente a la técnica, ni menos una apología del oficio, sino más bien el capricho de compartir el placer que me produce el trabajar en todas éstas técnicas de agua que tanto hacen parte de mi obra. Espero que quien pase las páginas de éste libro encuentre en esas imágenes, hechas con esas indomables aguas coloreadas, el mismo gusto que sentí haciéndolas.

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